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domingo, mayo 17, 2009


Mario Benedetti 




Te dejo con tu vida
tu trabajo 
tu gente 
con tus puestas de sol 
y tus amaneceres 
sembrando tu confianza 
te dejo junto al mundo 
derrotando imposibles 
seguro sin seguro 
te dejo frente al mar 
descifrándote a solas 
sin mi pregunta a ciegas 
sin mi respuesta rota 
te dejo sin mis dudas 
pobres y malheridas 
sin mis inmadureces 
sin mi veteranía 
pero tampoco creas 
a pie juntillas todo 
no creas nunca creas 
este falso abandono 
estaré donde menos 
lo esperes 
por ejemplo 
en un árbol añoso 
de oscuros cabeceos 
estaré en un lejano 
horizonte sin horas 
en la huella del tacto 
en tu sombra y mi sombra 
estaré repartido 
en cuatro o cinco pibes 
de esos que vos mirás 
y enseguida te siguen 
y ojalá pueda estar 
de tu sueño en la red 
esperando tus ojos 
y mirándote. 

Mario Benedetti - 1920-2009


En esta noche el silencio es profundo, intenso y doloroso; es el silencio mismo del luto, del poeta callado, del lejano amor -desconocido y certero- que se ha ido. Es un silencio que llega desde tu paisito, con olor a naranjas y puentes y ríos.

El silencio de este luto que al llegar arrasa con todo y me deja sin palabras... porque todas las palabras eran tuyas, como de tantos otros que ya no están; y paradójicamente eso es lo que nos dejas: palabras; un sinfín de palabras escritas como pocos supieron escribirlas. Palabras hechas mías, leídas en incontables noches, compartidas y escondidas. Palabras de poeta, de loco, de sabio, de viejo, de amigo.

Sin embargo en esta noche hasta las palabras carecen del sentido y del peso que debieran tener, y no hay forma de decir cuánto duele la pérdida de alguien tan querido.

Dulces sueños, viejo poeta; descanse en paz, Don Mario.

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