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sábado, octubre 17, 2009


17 de Octubre - Día de la Lealtad 




Fragmento de Perón, sinfonía del sentimiento, de Leonardo Favio

Esta es la historia que todos, algunos más otros menos, conocemos; por herencia familiar, por películas, por libros. Y algunos privilegiados por presencia.

Escribir o describir ese momento es algo que no podría hacer con el nivel intelectual e histórico necesario, pero bien puedo hablar de la lealtad peronista que yo he conocido.

El mejor ejemplo fue mi padre, peronista por convicción durante toda su vida, que supo convivir con una familia completamente radical, sin claudicar ni traicionar sus ideales y su ideología. Mi padre acompañó con hechos, que en mi infancia me eran incomprensibles, su militancia muchas veces silenciosa. Darle la espalda a la iglesia a pesar de los reclamos familiares fue una de ellas. Esperar con calma la llegada de un nuevo gobierno peronista que no defraude al pueblo fue otra.

Tristemente, como sobrevino la historia de nuestra joven democracia, la mayoría de las veces sus esperanzas se vieron frustradas por la existencia de pusilánimes y desleales que aprovecharon un aparato, una ideología popular, el respaldo de las masas para llegar al poder y luego traicionar a quienes lo llevaron a ese puesto de privilegio.

Mi viejo murió muy joven, hace ya 18 años, pero estoy convencida que hoy vería muchas cosas de las que esperaba en silencio pero con ojos iluminados: un futuro venturoso para el pueblo, una lucha incansable y un proyecto nacional y popular que, a pesar de ser vapuleado, ha despertado en más de uno esa llama de la fe que ya parecía apagada por los traidores y los gorilas.

Los mismos que escondieron y negaron ese millón de personas históricas el 17 de octubre de 1945 y que hoy mienten e inventan cifras ridículas cuando el mismo pueblo llena la Plaza en defensa de este proyecto.

Confío en que muchas cosas hoy harían feliz a mi viejo, entre ellas, ver que he dejado de lado ciertas posturas y me he acercado definitivamente a lo que él tanto defendía y en lo que tenía apostadas todas sus esperanzas.

Murió sin verlo, se fue en medio de un gobierno que le era desleal a su partido, el de un traidor que disfrazado de caudillo había logrado llegar a la presidencia para una vez en ella convertirse en el peor de todos los cipayos, un vendepatria.

Así y todo, mi padre murió siendo peronista, a pesar de esas eternas contradicciones. Y eso, para mí es lealtad.

Todo lo demás, lo que falta decir en este post, vayan y léanlo en el MPB. Que ahí está la posta ;)

¡Feliz día de la Lealtad para todos los compañeros y compañeras que a pesar de los traidores no han perdido el rumbo y no han traicionado sus ideales!

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