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jueves, julio 01, 2010


1974 - 1° de Julio - 2010 




El 1° de Julio de 1974 pasaba a la inmortalidad el General Juan Domingo Perón, él tenía 78 años, yo apenas tenía 5 y sin embargo recuerdo esa inmensa sensación de tristeza infinita que invadía todos los rincones del país, ecos de una transmisión en blanco y negro de millones de personas que caminaban llorando para despedir a su líder, al Presidente, al General del Pueblo.

Como se imaginarán no tengo una memoria clara de esos días, pero sí puedo decir que en mi casa, en la que reinaban los radicales y solo mi viejo peronista estaría de un luto verdadero y profundo; sin embargo también en mi casa se podía sentir esa pesada congoja que se contagiaba al ver entre las rayas de una transmisión en directo el dolor de una multitud que quedaba huérfana y, en consecuencia, a la deriva. Todos, incluidos los más ancianos, parecían niños llorando la más trágica de las pérdidas: la de un padre.

Esa multitud, la misma que en Octubre del 45 constituyó a ese hombre como su líder indiscutido y parió al Movimiento que él conduciría, en aquella maravillosa manifestación de lucha y sublevación. Esa multitud que mil veces gritó su nombre hasta enronquecer. Esa que lo esperó durante 17 años, pero lo esperó luchando, y nunca bajó los brazos. Esa multitud que lo convirtió 3 veces en Presidente electo por el voto popular. Esa misma que fue diezmada una y mil veces, pero que siempre resurge desde lo más profundo del corazón del pueblo para decirle a los victimarios y genocidas que sigue siendo la primera fuerza política de este país, porque los cimientos que la sostienen no están edificados sobre un pantano, ni sobre ideas mezquinas y llenas de odio; los cimientos que la sostienen están plantados sobre dos grandes rocas inconmovibles que son el General Perón y la inmortal Evita.

Esa multitud, que hoy es otra pero es la misma, te dice una vez General, que no has muerto, porque solo mueren los que se olvidan y vos estás cada día más presente. Presente en la mirada de los viejos que con ojos llenos de lágrimas nos cuentan de tus palabras; en la sonrisa de los pibes que se autoproclaman la gloriosa JP aunque no te conocieron pero te llevan en el ADN; en las marcas de los que pusieron el cuero por el "luche y vuelve", y antes y después, en cada bombardeo, cada fusilamiento, cada vuelo de la muerte; en los que zafaron para contarla y no dejar sin memoria y justicia a un pueblo que sigue pariendo esta revolución a medias, pero que no pierde las esperanzas de alcanzar esa Patria Justa, Libre y Soberana con que vos soñaste y de la que nos hiciste partícipes necesarios aunque inmerecidos.

Hoy más que nunca General, escuchá la más maravillosa música que llega a tus oídos, porque el pueblo argentino te dice una vez más: ¡Perón Vive!



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